Hay en el mundo alrededor de 3,000 especies de corales distintas, y están organizadas en subclases Hexacorallia y Octocorallia.
La mayoría de las veces son confundidas con plantas acuáticas, pero los corales son animales maravillosos. Son reconocidos por tener variedad de colores y formas muy llamativos, mientras que otros a primera vista parecen rocas asentadas en el lecho del mar. Pero todos los corales en su mayoría viven en colonias formando arrecifes, hábitats sumamente importantes para millones de especies en el mar.
Características de los corales
Son animales relativamente sencillos, no tienen columna vertebral, ojos, patas ni nariz. Al igual que todos los otros cnidarios, son animales simétricos radialmente, con una estructura anatómica alrededor de un eje central, el cuerpo de los corales suele estar formados por un pólipo, el animal vivo conformado por una especie de saco en forma cilíndrica con una boca al extremo y tentáculos que se retraen con células irritantes para poder capturar alimentos y además por defensa, y en ciertos casos por el coralito que es la concha de carbonato de calcio que protege al pólipo blando. Se les considera animales sésiles ya que no se desplazan de un lado a otro como la mayoría de los otros animales.
Los corales requieren siempre de luz solar y se desarrollan en aguas claras de poca profundidad, usualmente en profundidades menores a 70 metros. Los corales se dice que son los principales cooperantes a la estructura física de los arrecifes de coral que se encuentran formados en las aguas tropicales y las subtropicales, un ejemplo seria la enorme Gran Barrera de Coral en Australia y el arrecife Mesoamericano que se encuentra en el mar Caribe.
Existen otros corales, que no tienen una relación directamente simbiótica con algas, y pueden sobrevivir en aguas mucho más profundas y en temperaturas más bajas, como por ejemplo las del género Lophelia que sobreviven hasta una profundidad de 3500 metros.
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Alimentación de los corales
Gracias a las células urticantes que los corales poseen en sus tentáculos, pueden de vez en cuando atrapar pequeños peces y algas. Pero la mayoría de las veces obtienen todos los nutrientes necesarios de las algas unicelulares fotosintéticas, llamadas zooxantela que se encuentran adentro del tejido del coral.
El coral le proporciona a la zooxantela un ambiente seguro lleno de nutrientes como el dióxido de carbono, fósforo y nitrógeno, componentes que son desechados a través de la respiración celular del coral. A cambio el coral, recibe productos fotosintéticos tales como el oxígeno y moléculas orgánicas procedentes de la fijación de dióxido de carbono y así aumentar la capacidad para depositar carbonato de calcio. Al mismo tiempo los corales utilizan los tentáculos urticantes, para atrapar el plancton que se encuentra en los arrecifes. Pero aun así la zooxantela le proporciona una mayor carga energética que la que pudiesen obtener solo del plancton.
Los tentáculos ayudan a inmovilizar o matar a las presas con sus nematocistos. Para después contraerse y así poder dirigir la presa hacia el estómago. Una vez que la presa ha sido digerida, el estómago cardiaco se vuelve a abrir, para de esta manera expulsar los desechos y el comienzo del próximo ciclo de caza.